Luisana abrió los ojos, no estaba en la calle... estaba en una cama, se sentía confusa, al principio pensó en los agresores que se encontró antes de desmayarse pero después se acordó de un chico que la salvó, de sus penetrantes ojos marrones casi negros y de su pelo oscuro, pensó en el durante mucho tiempo hasta que alguien interrumpió sus pensamientos.
--: Hola, me alegro de que por fin hayas despertado, me llamo Felipe, y seguro que te sientes un poco desorientada, estás en el hogar que había justo en frente de donde te desmayaste.
Lu: ¿Quién me ha traído?
Feli: Yo, yo te he traído, espero que no te moleste que haya hecho eso... por cierto, hay en la entrada un chico preguntando por ti, dijo que se llamaba Benjamín ¿lo conoces?
Lu: Sí, él es mi hermanastro y la persona con la que quede antes //justo ahora tenías que aparecer Benja...//, ¿le podrías decir que pase?
Feli: Sin problemas
Felipe abandonó el cuarto y se dirigió a la entrada; poco después apareció Benja por la puerta.
Lu: Bustamante ¿quién te creiste que eres? Me dejaste sola y casi me agreden si no hubiese estado Felipe allá.
Benja: Bueno mujer tampoco es para tanto, a parte se me rompió la moto sino no hubiese sido tan impuntual tú ya me conoces. A parte, si no me equivoco, ese tal Felipe te ha marcado.
Lu: No digas tonterías Bustamante para mí solo existes tú y lo sabes, bueno vamonos ya que se nos hace tarde y padre y madre estarán preocupados.
Benja: Lu estás rara... ¿desde cuando te preocupa que esos dos se preocupen? Y no digo tonterías es más con tu actitud solo me convences más.
Luisana se levantó de la cama, la verdad es que no podía dejar de pensar en Felipe pero ella estaba enamorada de Benja, lo malo es que a él no lo podía engañar, era demasiado fácil que la pillara, es más, ya la había pillado. Felipe estaba jugando con algunos niños del hogar, todos más chicos que él, aunque sin duda con el que mejor se llevaba era con Federico. Benjamín por su parte no paraba de pensar en aquella chica misteriosa, ni siquiera sabía su nombre, y la forma en que lo rechazó le hacía enfurecerse, era la primera vez que lo rechazaban, no podía ser verdad... Más tarde ambos se fueron del Hogar a la mansión de sus padres y se encontraron con ellos en la entrada, cruzando las miradas pero sin decir nada...
A la tarde, en la casa de la chica misteriosa...
--: ¿Te tomaste hoy la medicación mamá?
Madre: Sí Camila tranquila, tú ya sabes que me sé cuidar sola.
Cami: Mamá estás muy enferma y necesitas que este muy pendiente de ti y lo sabes, el médico lo dejo muy claro la última vez que fuimos.
Madre: pero hija mía, estás dejando tu vida de lado ¿qué pasa con ese chico?
Cami: ¿Qué chico mamá?
Madre: Felipe, ese chico, se les ve tan lindos juntos, hacen muy buena pareja y tú no me puedes negar que él no te gusta.
Cami: Tienes razón, no lo voy a negar, pero siempre hay tiempo para el amor y sé que Felipe lo entenderá, él entiende lo que estoy sufriendo.
Madre: Bueno y con los estudios ¿qué?
Cami: Ya te dije mamá que con los dos trabajos no me da tiempo de ir a la universidad...
Madre: pero ¿por qué trabajas tanto?
Cami: Porque necesitamos el dinero mamá... bueno se me hizo algo tarde, he quedado con Felipe para dar una vuelta, hoy tengo la noche libre y pienso aprovecharla.
Camila salió de su casa muy rápido, le encantaba sentir el aire mientras corría. De repente tropezó con una piedra y casi se cayó pero alguien la sostuvo.
En la calle...
Feli: Tú nunca vas a cambiar Cami, siempre con tanta prisa, no te da cuenta ni de donde pisas.
Cami: Es que me moría de ganas ya de verte, a parte esta escena me encanta, a saber cuantas veces la hemos tenido ya.
Ambos rieron y dieron un largo paseo, ya se les iba haciendo tarde, Feli tenía que volver al hogar porque sino no le dejarían entrar y Cami tenía que ir a realizarle la comida a su madre, miró a Feli cuando llegaron al cruce en el que antes habían tenido la escena de la caída.
Feli: Antes de irte... Te quiero proponer una cosa Camila, aunque la verdad dudo que me digas que sí...
Cami: heii no te pongas tan serio, tú sabes que me puedes proponer lo que tú quieras.
Feli: Cami ¿quieres ser mi novia?
Cami: la verdad es que me estoy contradiciendo pero sí, quiero serlo.
Felipe estaba confundido y alegre al mismo tiempo y para que él no le preguntara a que se refería con la última frase ella lo besó haciendo que se callase y no pudiera hablar.
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